DESAFECCION

Ya pueden ir gastándose el presupuesto en estudios acerca de la desafección de los ciudadanos electores que no van a encontrar respuesta, son dineros malgastados, también en eso. No hacen falta encuestas. Ustedes, los apoltronados, son la causa. Malo cuando los políticos admiten, con sus palos de ciego, no conocer el problema, jamás lo resolverán. Las cosas son más sencillas de lo que algunos se empeñan en camuflar: La voluntad popular dice blanco pero, por intereses personales, se monta un tripartito y se carga la voluntad popular, entonces, ¿para que ir a votar?. Para más INRI, los dirigentes del tripartito no se entienden entre ellos y provocan vergüenza ajena entre los ciudadanos de Catalunya, sus actuaciones son contradictorias y sus intereses personales pudren todo cuanto tocan. Hay ejemplos que resultan insoportables para cualquier ciudadano de los de a pie: Los consellers de ICV-Verds están resultando ser los peores gestores: Sr. Baltasar y sus meteduras de pata contínuas, Sr. Saura y sus policías recaudadores de multas (conductora por mesarse sus cabellos), siempre prestos a cascar a ciudadanos en manifestación pacífica pero que pasan de los asaltantes de domicilios, Sr.miembro de gobierno local de Altafulla que se declara tránsfuga y vota a favor de los poderes fácticos que se cargan el territorio con sus corruptelas urbanísticas,Srs. concejales en el ayuntamiento de Barcelona que ,con su "progresismo" ,condenan a la ciudad a ser el hazmerreir del mundo,cediendo el espacio ciudadano a los ciclistas (que circulan sin placa identificativa) y olvidándose de los peatones, etc., etc. Pero, el Gobierno de la Generalitat, atado por la servidumbre tripartita, no puede cesar a tanto inútil porque se cae el Gobierno. Y así nos va. Claro que para compensar el desaguisado de ICV-Verds, siempre queda ERC, con sus luchas internas por (otra vez) la diosa poltrona, con promesas de referendum el año 2014 que no se cree ni quien las formula y es un serio insulto a los que si créen que lo mejor que pueden hacer los catalanes es salirse de esa trampa castellana a la que llaman España. Y, por último, quedan los socialistas que anteponen el partido a los intereses de Catalunya y sus ciudadanos. Estos son los peores porque, siendo gallitos agresivos, no dejan de ser unos discípulos obedientes del Sr. Cháves y unos mantenidos gracias a la ambición personal de un tal Sr. Carod Rovira.